Tras culminar sus estudios como radiólogo y vivir cinco años en Argentina, Alejandro Gutiérrez Barragán, de Tabasco, se preparaba para regresar a casa entre abril y mayo de este año, pero la pandemia por COVID-19 frustró sus planes.
El país sudamericano cerró fronteras y prohibió los vuelos internacionales, y el joven mexicano, como muchos paisanos alrededor del mundo, quedó varado y sin posibilidades de viajar a México.
“Mis ahorros que tenían para poder volver los he usado para vivir aquí en Argentina porque obviamente estar aquí es estar lejos de la familia, no tenemos quién nos apoye”.
Compartió que en estos meses dos vuelos humanitarios han partido desde el país sudamericano a territorio mexicano pero “por razones personales” no pudo acceder al transporte.
Alejandro se comunicó a la Embajada de México para solicitar informes al respecto y se inscribió a un programa de estudiantes varados, con el anhelo de poder estar en la lista de los próximos repatriados.
“Me comentaron que ellos están haciendo esfuerzos respecto a ver de qué manera pueden hacer, o pueden ayudar a los mexicanos que estamos acá”.
Sin embargo, no ha obtenido respuesta favorable y eso lo ha preocupado y desesperado, sobre todo por su situación económica y por la añoranza de estar de vuelta con su familia y amigos.
“La experiencia de estar varados sin poder regresar es complicada porque, al menos en mi caso, me ha tocado enfrentar la cuarentena completamente solo”.
Para Alejandro, el gobierno de México podría ser más efectivo para localizar a los mexicanos que se encuentran en otras partes del mundo y hacer las gestiones para traerlos de regreso, pero ha fallado.
“Me gustaría que hubiera una línea de comunicación más directa, que México pudiera atender este tipo de casos, no solamente en Argentina sino en muchos países en los que nos encontramos (los mexicanos), no solamente estamos en Estados Unidos y Canadá”.
Estudiantes en las mismas situaciones han denunciado que debido al cierre de fronteras, que se extendió más allá de septiembre en Argentina, sus aerolíneas les han cancelado vuelos y los precios que ofrece la Embajada de México para traerlos de vuelta son costosos.
Al corte del 18 de agosto, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) había reportado la repatriación de 16 mil 932 connacionales desde el exterior, la mayoría provenientes de América Latina.
Para Francisco Santana Villegas, profesor de la academia de Relaciones Internacionales de la Universidad Panamericana (UP) Campus Guadalajara, al principio de la pandemia sí fueron notorias las acciones del gobierno federal para ayudar a repatriar a paisanos, después sus esfuerzos se desdibujaron.
Explicó que es función de la SRE proteger a los connacionales que viven en el extranjero cuando se encuentran en una situación de vulnerabilidad -como es el caso de la pandemia- e ir por ellos. No es una actividad adicional a sus facultades y en teoría debería ser un servicio gratuito.
Sin embargo, mencionó, la atención ha sido parcial, pues se ha centrado en traer de regreso a turistas mexicanos y luego estudiantes, dejando desprotegidos a quienes son deportados, principalmente de Estados Unidos, por una situación migratoria irregular.
COVID-19 frenó la movilidad de migrantes
La pandemia también mermó los planes de quienes buscaban emigrar a otros países para buscar una mejor calidad de vida, social y económica, u orillados por la violencia de sus países.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, cerca del 60 por ciento de las personas que pensaban emigrar en los países de Centroamérica y México pospusieron o cancelaron esos planes a causa de la pandemia del coronavirus.
Las políticas de confinamiento social, el cese de transporte terrestre, el cierre de fronteras, y el temor a contagiarse de COVID-19, fueron los principales factores que redujeron la movilidad de las personas migrantes, consideró el investigador del Departamento de Estudios Económicos Regionales del CUCEA, Alejandro Canales Cerón.
La situación para extranjeros, centroamericanos en gran medida, que atraviesan territorio nacional para llegar a Estados Unidos fue más complejo, pues al verse obligados a quedarse en sus países de origen, podría significar seguir viviendo en el lugar del que quizá han buscado huir por complicaciones económicas o de violencia.
La baja en el flujo migratorio en México se ve reflejada en el número de eventos de extranjeros devueltos a sus países, que en el primer semestre del 2020 se situó en 28 mil 722 casos, mientras en el mismo periodo de 2019 fueron 82 mil 934, según datos del Instituto Nacional de Migración (INM).
Las solicitudes ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados también tuvo una baja, pues en el primer semestre del 2019 reportaron 31 mil 499 peticiones, mientras que este año fueron 20 mil 496, la mayoría de personas procedentes de Honduras (31.4%), Haití (17.8%), Cuba (14.9%), Venezuela (9.8%), El Salvador (9.1%) y Guatemala (6.2%).
Lo que ha hecho COVID-19, dijo el académico Canales Cerón, es profundizar la problemática en la que viven las personas migrantes y desafortunadamente los países de origen no hacen nada y en el caso de México no hay gran diferencia.
Es decir, los migrantes mexicanos también se han visto frenados a cruzar la frontera hacia Estados Unidos por temor a contagiarse de coronavirus, por ejemplo, y no contar con seguridad social, ni las posibilidades económicas para sortear los gastos de salud.
Según datos del INM, en el primer semestre del 2020 se registraron 88 mil 893 eventos de mexicanos (con situación migratoria irregular) repatriados desde Estados Unidos, mientras en el mismo periodo de 2019 fueron 107 mil 005 casos.
Frente a este escenario, el reto es una coordinación entre los gobiernos de Centroamérica, México y Estados Unidos para atender el tema migratorio a través de políticas públicas sociales y económicas, señaló el académico.
Pero…
Por otro lado, las cifras que no se pudieron obviar y rompieron todo pronóstico durante la pandemia, fueron las remesas que enviaron mexicanos en el extranjero a sus familiares.
En marzo de este año, cuando inició la pandemia, México recibió por concepto de remesas más de 4 mil millones de dólares, mientras que el mismo mes del año anterior fueron 2 mil 957 millones de dólares, según información del Banco de México.
Durante junio, mes de la reapertura económica en el país, las cifras llegaron a 3 mil 536 millones de dólares frente a los 3 mil 183 millones de dólares en el mismo mes del año anterior.
¿Cómo es posible esto?, cuestiona el experto del CUCEA. Dos podrían ser las razones desde su opinión: la motivación de los migrantes por ayudar a sus familiares ante esta demanda sanitaria y económica, y la depreciación del peso frente al dólar.