La mayoría de los empleos formales que se perdieron en Jalisco durante la pandemia por COVID-19 fueron de las y los trabajadores que menos ganaban. De acuerdo con datos oficiales el 64% de las plazas laborales que se dieron de baja fueron de personas que ganaban 1 a 2.6 salarios mínimos, es decir, entre 3 mil 646 y 9 mil 611 pesos mensuales.
En febrero había registrados un millón 837 mil 966 empleos formales en Jalisco, mismos que empezaron a disminuir al mes siguiente cuando se decretó la emergencia sanitaria; para junio, se reportaron un millón 755 mil 765, es decir, más de 82 mil empleos menos.
Más de la mitad de las personas que perdieron su empleo ganaban menos de 10 mil pesos; le siguen quienes ganaban de 2.61 a 4 salarios mínimos con una representación del 26%después quienes ganaban de 6 a 9 salarios mínimos, el 6% de los afectados.
En contraste, los empleos de 9 a 12 salarios mínimos tuvieron una recuperación de mil 163 nuevas plazas en junio, respecto a las cifras de febrero.
“A los que han despedido son los que perciben los salarios más bajos y se ubican en su mayoría en las microempresas, pero también en la pequeña, mediana y gran empresa. La razón principal es que el costo de despido de quien gana un salario bajo en materia de empleo formal, es mucho menor”, explica la economista de la Universidad Panamericana (UP), Nora Ampudia.
El panorama nacional es similar, pues de un millón 113 mil 677 empleos perdidos durante los meses de contingencia, el 59% corresponde a quienes ganaban los sueldos más precarios: menos de 2.6 salarios mínimos.
“Los trabajadores que tienen los ingresos más bajos son más fáciles de reemplazar porque no tienen estudios profesionales, tienen secundaria, cuando mucho preparatoria sin terminar, y tienen una alta rotación que genera baja productividad, y esa baja productividad genera bajos salarios, entonces es un círculo vicioso para ellos y es muy difícil salir de su esquema de pobreza”.
Además, pronosticó Nora Ampudia, los trabajadores de este sector migrarán a la economía informal o al autoempleo -los cuales suelen ser precarios- y eso a su vez implicará que no generen impuestos y caiga la recaudación del gobierno.
Lo que debió haber hecho el gobierno federal a propósito, señala la economista, fue proteger las fuentes de riqueza, es decir las empresas, a través de créditos blandos y autorizar una tregua fiscal que permitiera saldar impuestos en “cómodos pagos”. Por ello, las medidas locales o nacionales fueron insuficientes o mal difundidas.
De acuerdo con el Boletín Económico de Julio del Instituto de Información Estadística y Geográfica (IIEG) de Jalisco, la pérdida por la pandemia registrada en el primer semestre del año es la mayor en los últimos 20 años. La cifra más alta de empleos creados se registró en 2017 cuando se contabilizaron 48 mil 334 nuevos.
Las empresas, contra la lona
Además, según un sondeo realizado por el IIEG a mil 721 unidades económicas del estado, el 93% de las empresas afirmaron que han visto reducidas sus ventas durante la pandemia y solo el 35% dijeron estar seguras de seguir operando en diciembre del 2020.
El 60% de los negocios están operando bajo condiciones especiales, pero el 26% está considerando cerrar de manera definitiva debido a la falta de fondos o liquidez y la incertidumbre por las ventas porque dependen del turismo, entre otros factores.
Además, sólo el 35% de las empresas afirmó que había solicitado un apoyo gubernamental para enfrentar la crisis económica, pero al último día de junio el 49% de las mismas no lo había recibido.
Pese a que fue considerado un sector esencial durante la emergencia sanitaria y continuó operando bajo protocolos o con servicio a domicilio y para llevar, el panorama de la industria restaurantera tampoco es prometedor.
En otro estudio realizado por el IIEG, donde encuestó a 523 restaurantes -66% en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) y el resto al interior del estado-, el 76% afirmó que sus ventas “disminuyeron mucho” en junio, en relación al mismo mes del año pasado.
Las cifras se dan pese a que desde junio inició de manera oficial, aunque gradual y bajo estándares sanitarios, la reapertura económica en Jalisco.
El 42% de los restaurantes sondeados está operando entre el 31 y 55% de su capacidad; el 30% entre el 11 y 30%; el 10.9% operando entre el 56 y 80%; mientras que el 6% cerraron temporalmente y 0.2% de manera definitiva.
El 28% de los restaurantes encuestados consideraron cerrar de manera definitiva, principalmente por la incertidumbre en la caída de las ventas, falta de fondos o liquidez, gastos elevados, entre otros.
De acuerdo con el IIEG, el 88% de los restaurantes encuestados son microempresas, 8% pequeñas, 1.9% y 1.1% grandes.
Según estimaciones de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) Jalisco, a final del año se podrían perder 110 mil 476 empleos formales, pero de activarse el Botón de Emergencia que supondría un parón en seco de las actividades económicas durante 14 días, la cifra podría subir a 138 mil empleos.